Esta semana será una semana de mucho estrés, ya que comenzó la cuenta regresiva, para los exámenes de admisión de mi hija, para entrar al "anhelado Colegio". Hoy bajé los formularios, para completar en casa y busqué los certificados e informes del Jardín Infantil, para presentarlos a más tardar éste día miércoles. Mientras tanto, mi hija está tan feliz como siempre, con su rutina y su Jardín Infantil y no se ha enterado de los exámenes que tendrá que rendir en unos pocos días más...
Justo en ésta época me repleté de responsabilidades. Además de asistir al curso de fotografía, he tenido que hacerme cargo de mi rol de delegada del pre-kinder de mi hija, contactándome con todos los padres, para definir fiesta de Septiembre, con motivo de la celebración de las Fiestas Patrias de nuestro País y con el egreso de los niños en Diciembre (celebración de la finalización del curso, organización de una convivencia con padres, hijos y educadoras, flores para las educadoras, etc...).
Por otro lado, "las cosas de la vida misma" hoy me han brindado una experiencia algo divertida...(espero que no se rían de mi...).
De regreso a casa, luego de retirar a mi hija de su Jardín Infantil, pasamos al supermercado por un par de cosas, que terminaron siendo como 20 bolsas... jajajaja (me imagino que a alguna le habrá pasado...). El papá nos trajo de regreso a casa y se estacionó en la calle, que dicho sea de paso, está en una subida muy empinada. Estaba sacando las bolsas del supermercado, cuando de pronto una de ellas, se desfonda y se me cae una botella de bebida de litro y medio, rodando calle abajo..., lo más rápido que podía... ¿Que hice?, yo "la bruta..." (creo que por instinto, porque no creo que fuera por que tuviera sed... jajajaja), salí corriendo tras ella, con las manos con otras bolsas, mi hija que corría tras de mi y mi esposo que me gritaba que no lo hiciera, que me caería de boca... Me daba risa perseguir a la botella, ver lo rápido que se alejaba de nosotros y la situación en si misma... Una mujer que bajaba caminando por la calle me dijo...: "Para la próxima póngale dos bolsas...". Me sentí morir... Era patética la escena... La botella estaba en el suelo, cubierta de arena y la bebida se filtraba, a punto de explotar por el gas... Todavía no entiendo como se perforó... Siempre digna, la recogí del suelo y subí toda la calle, esperando los sermones de mi marido... y que no explotara, para no quedar además de con la vergüenza, entera mojada...
Luego, los tres, nos reíamos al recordarlo: "nunca imaginé que me pasara algo tan absurdo en la vida...", persiguiendo una botella calle abajo...
Luego, mi esposo le preguntaba a mi Monita, porque corría tras de mi, si el le gritaba que no lo hiciera y ella le responde: "porque quería estar con mi mamá...".
En el fondo, mi hija solidarizó conmigo y corrió tras de mi, como si se nos fuera el tren de la vida misma, bueno ¡así de apegaditas somos!, hasta persiguiendo a una botella loca jajajaja...